La psicología ha sido una de las disciplinas que han tratado de explicar
el fenómeno educativo desde una perspectiva científica y por supuesto también
social, donde interviene el proceso de enseñanza-aprendizaje; la forma y el
proceso fisiológico en la que se adquiere dicho aprendizaje, sin duda la
psicología ha aportado conocimientos acerca de este proceso que han permitido
el avance y mejoramiento de las técnicas educativas, claro está, con el apoyo
de otras disciplinas como la pedagogía por ejemplo, pero que aun así se basan
en postulados básicos de la teoría educativa propuesta por la psicología de la
educación.
La finalidad de la psicología aplicada
a la educación es el de mejorar la práctica educativa, dándole las herramientas
necesarias para contenidos más eficaces y enriquecedores tanto dentro de un
aula como en la comunicación interpersonal o medios donde se ejerza la
influencia educativa (Coll, Solé, Miras y Onrubia, 1998).
A continuación se mencionarán cinco
aplicaciones de la psicología en la educación que ejemplificarán mejor el
postulado anterior:
1. Generar técnicas o procedimientos de intervención (Roca, 1996):
Debido a que la psicología trata de explicar el fenómeno psíquico y ahonda en
su singularidad, da un panorama amplio para la elaboración de planes de estudio
a diversos niveles de edad y educación (formal y no formal) que favorezcan el
aprendizaje del educando y la acción del educador sobre este, ya que se deben
de conocer los mecanismos de atención, autocontrol emocional hasta el
aprendizaje individual que influye en la enseñanza de cualquier conocimiento
dentro o no de una educación formal. El conocimiento de dichos procesos puede
ser a través de teorías que den cuenta de la adquisición del conocimiento,
puede ser de acuerdo a las etapas del desarrollo y la madurez del sistema
nervioso (Piaget), que contempla las características que deben poseer las
personas hacia edades aproximadas y que podría ser una buena base para el
ofrecimiento de conocimiento-aprendizaje específicos; fungiendo los maestros
como aquella parte que siendo la que está mayor preparada, da soporte y empuje
a los que tienen menor conocimiento, estableciendo una relación de
educador-educando, siendo esta de corte social, como lo planteara Vygotsky en
la primer mitad del siglo pasado (Medina, 2007).
2. Fomentar el desarrollo socioafectivo: La psicología no sólo aborda el
proceso educativo a nivel formal dentro de la educación, también ha hecho
grandes aportes y su aplicación a: los procesos y mecanismos de comunicación
humana para poder identificar los antecedentes que propiciarán una
socialización óptima del individuo a cualquier edad, la descripción racional de
los procesos de toma de decisiones y solución de problemas tanto en las
relaciones interpersonales como en otras áreas, la conciencia individual y
colectiva, que sin duda propician el desarrollo del ser humano como ser social
dentro de su entorno. A través de este conocimiento se puede orientar al
individuo y darle herramientas para desarrollar y optimizar estas capacidades
que mejorarán la conducta tanto individual como prosocial (Roche, 2002).
3. Debido a que la psicología educativa va más allá del salón de clases
y también ve a la sociedad como una parte importante de la que es parte en la
educación, es un buen medio por el cual se puede pretender que la educación
(vista desde la postura psicológica) se esparza, ya que siendo la sociedad uno
de los principales motores impulsores de la educación, puede tomarse como un
punto mediante el que se puede llegar a complementar la educación formal, esto
es, a través de medios que sean atractivos para la sociedad y que a la vez
cumplan con las necesidades de la población en la que se inserte dicha
actividad, con la realización de talleres, conferencias programas de incursión
aledaña (como los de alfabetización), entre otros (Rochín, 2003).
4. Gracias a que la psicología ha entendido el fenómeno educativo ligado
al proceso de aprendizaje, entre estos, el cómo el sujeto recibe, interpreta,
codifica, almacena y recupera la información aprendida (Ausubel, Novack &
Hanesian, 1983), cómo comprenden, cómo resuelven problemas, su memoria y su creatividad,
etc. (Gardner, 1992)1 y es sabido que es
singular en cada uno de nosotros, la psicología aporta tanto pruebas
estandarizadas así como técnicas de intervención para detectar estas
particularidades del aprendizaje (ya sea desde patologías orgánicas hasta
situaciones socioafectivas) y poder abordarlas acorde a las necesidades del
individuo (Roca, 1996).
5.-El estudio del proceso enseñanza-aprendizaje y su aplicación desde la
psicología a la educación sin duda debe de ser abordado por las neurociencias,
las neurociencias son: “el conjunto de ciencias cuyo sujeto de investigación es
el sistema nervioso con particular interés en cómo la actividad del cerebro se
relaciona con la conducta y el aprendizaje. El propósito general de la
Neurociencia, declaran Kandel, Schwartz y Jessell (1997), es entender cómo el
encéfalo produce la marcada individualidad de la acción humana” (Salas, 2003.
Pp. 156).
Debido a que el aprendizaje es el proceso psicológico esencial
de la educación es indiscutible que el estudio del aprendizaje aplicado a la
educación nos ayude a esclarecer cómo funciona este proceso en los sujetos y
por ende mejorar los contenidos curriculares a nivel de la educación formal e
inclusive las relaciones socioafectivas para poder enseñarnos de manera más
efectiva y agradable. Pero cómo podría suceder esto, de acuerdo con Hart (1986.
Citado en Salas, 2003) las teorías del aprendizaje carecen de una teoría
holística que no solo sea conductual y que pueda incluir los procesos del
cerebro por lo que propuso la teoría del aprendizaje compatible con el
cerebro, la cual plantea que debido a los estudios que se han realizado
respecto al funcionamiento del cerebro en los procesos de aprendizaje, memoria,
lenguaje, a través de las conexiones sinápticas y creación de nuevas conexiones
neuronales mediante la práctica de aprendizaje constante que dará como
resultado un mayor desarrollo de las capacidades del cerebro2, siendo esto medio por el
cual se pueden plantear programas de enseñanza que sean benéficos para
desarrollar de forma óptima las capacidades de los seres humanos acordes a sus
intereses y capacidades intelectuales (Salas, 2003).
Sylwester (1998. Citado en Salas, 2003) se plantea una
interrogante hacia los educadores y nosotros nos hacemos la misma pregunta no
sólo dirigida a ellos, sino a nosotros como profesionales involucrados a los
procesos cognitivos y sociales de los individuos: ¿Puede una profesión
encargada de desarrollar un cerebro efectivo y eficiente permanecer
desinformada con respecto al cerebro?, y la respuesta es por supuesto que no;
quizás las neurociencias puedan darnos un enfoque acerca de estos procesos
psicológicos un poco reduccionista y para algunos hasta mecanicista como ha
recibido críticas pero no es posible que no nos apoyemos de los avances en esta
área para mejorar los contenidos de los planes curriculares y el trato de los
docentes hacia el alumnado ya que al conocer cómo es que nuestro cerebro
aprende podemos darle los ambientes y los contenidos que ayuden a un
aprendizaje óptimo así como su aplicación eficaz al mundo extra-aula, incluso
no solo a nivel de la educación formal ya que por ende las relaciones
socioafectivas, los estados emocionales y la motivación son esenciales para un
aprendizaje significativo y perdurable.
Jensen (2000. Citado en Salas,
2003) dice: “si bien las escuelas no deberían funcionar basadas únicamente en
la biología del cerebro, ignorar, por lo demás, lo que sabemos sobre el mismo
es una irresponsabilidad.” Y concordamos totalmente con esta posición ya que
este es un campo relativamente nuevo por descubrir que puede beneficiar en
diversas esferas de la vida y pese a que este proceso aún tiene un largo camino
por recorrer es a través de nuestras aportaciones que podremos crear un
ambiente más propicio y enriquecedor para la educación y por ende para la
sociedad.
Creado por:
Mendoza Cuevas Gamaliel
Romero Salazar Tania
Referencias.
Ausubel, D. Novack, J. & Hanesian, H. (1983). Psicología
educativa: un punto de vista cognoscitivo. México: Trillas.
Coll, C., Miras, M., Onrubia, J. y Solé, I. (1998). Psicología de la
educación. España: Edhasa.
Medina Liberty, Adrián (2007). Pensamiento y Lenguaje: enfoques
constructivistas. México: Mc Graw-Hill.
Roca, J. (1996). La teoría en la psicología aplicada a la educación
física y el deporte. Educación física y deportes. 1 (43). Pp. 7-12.
Recuperado el 26 de Agosto de 2012, de http://articulos-apunts.edittec.com/43/es/043_007-012_es.pdf
Roche, R. (2002). Psicología y educación para la prosocialidad.
España: Servei de Publicacions.
Rochín, D. (2003). El psicólogo educativo: una panorámica del campo
laboral y el trabajo social. UNAM: FES Iztacala. Revista electrónica de
Psicología Iztacala. 6(3). Recuperado el 30 de Agosto de 2012, de http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/ServicioSocial/ELPSICOLOGOEDUCATIVO.pdf
Salas, S. R. (2003). ¿La educación necesita realmente de la
neurociencia? Estudios Pedagógicos. 29(1). Pp. 155-171. Universidad
Austral de Chile. Tomado de la base de datos redalyc.org el día 30 de Agosto
2012.